L’Ombilic des limbes

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Bruselas, (octubre 2016)
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Museos reales de Bellas Artes de Bélgica

(…)
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.

Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.

Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.

Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.

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Madrid, 2013

Las esquinas pueden ser otras

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Centro administrativo de Bruselas

La movilidad física de grupos importantes de gente implica cierta cantidad de movilidad social y cultural, y una evolución correspondiente de las instituciones.

Turner, Edith y Victor. “El Centro está afuera: la meta del peregrino”, Historia de las religiones, 1973.

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Museo Magritte de Bruselas

“Dichoso quien no tiene una patria; la contempla todavía en sus sueños”.

Hannah Arendt, 1946.

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Periferia de París (octubre 2016)

W. B.
Volverá algún día el crepúsculo de la tarde,
Desde las estrellas caerá noche.
Yacerán nuestros miembros extendidos
en las cercanías, en las lejanías.
De las oscuridades suenan
breves dulces melodías.
Para perder la costumbre
agucemos el oído,
rompamos al fin las filas.
Voces lejanas, cercana aflicción:
aquellas voces de aquellos muertos,
que enviamos por delante como heraldos
para que nos guíen en el sueño.

Hannah Arendt, 1942.

W. B.
“Dusk will come again sometime.
Night will come down from the stars.
We will rest our outstretched arms
In the nearnesses, in the distances.

Out of the darkness sound softly
Small archaic melodies. Listening,
Let us wean ourselves away,
Let us at last break ranks.

Distant voices, sadnesses nearby.
Those are the voices and these the dead
Whom we have sent as messengers
Ahead, to lead us into slumber.”

Hannah Arendt, 1940.