domingo

La belleza es, en palabras de Lautréamont, «el encuentro fortuito sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas». El arte así entendido está animado evidentemente por la agresión, agresión hacia la supuesta convencionalidad de su público y, sobre todo, agresión hacia el ambiente mismo. La sensibilidad surrealista pretende sorprender mediante sus técnicas de yuxtaposición radical. Incluso uno de los métodos clásicos del psicoanálisis, la asociación libre, puede interpretarse como otro resultado del principio surrealista de yuxtaposición radical. La técnica freudiana de interpretación, al tomar por oportuna toda declaración impremeditada hecha por el paciente, se revela basada en la misma lógica de coherencia detrás de la contradicción a la que estamos acostumbrados en el arte moderno. Con esa misma lógica, el dadaísta Kurt Schwitters produjo sus brillantes construcciones Merz de los primeros años veinte, partiendo de materiales deliberadamente inartísticos; uno de sus collages, por ejemplo, está formado con los desperdicios de un solo bloque de edificios. Esto recuerda la descripción de Freud de su método de adivinación del significado a partir del «basurero… de nuestras observaciones», de la consideración de los más insignificantes detalles; como límite de tiempo, la hora diaria de análisis con el paciente no es menos arbitrario que el límite de espacio de un bloque de cuyo alcantarillado se recogió la basura; todo depende de los accidentes creativos de adecuación y penetración. Es también posible ver una especie del principio involuntario del collage en muchos artefactos de la ciudad moderna: la brutal desarmonía de estilo y tamaño de los edificios, la salvaje yuxtaposición de anuncios de comercios, la estridente composición de los periódicos modernos, etcétera.

Los happenings: un arte de yuxtaposición radical, Contra la interpretación y otros ensayos (1966), S. Sontag. Editorial Debolsillo. Pág. 345.

“Es la fotografía la que mejor ha mostrado cómo reunir el paraguas con la máquina de coser, el encuentro fortuito que un gran poeta surrealista encomió como epítome de lo bello”.
(pp. 80-82). Susan Sontag, Sobre la fotografía, 1ra edición, Buenos Aires, Alfaguara, 2006.

Identidad

Vives donde vives,
trabajas en lo que trabajas,
hablas como hablas,
comes lo que comes,
llevas la ropa que llevas,
miras las imágenes que ves…

Cada uno vive como puede.
Uno es quien es

“Identidad”…
de una persona,
de una cosa,
de un lugar.

“Identidad”
La palabra en sí me estremece.
Suena a calma, comodidad, satisfacción.
¿Qué es la identidad?
¿Saber de dónde eres?
¿Conocer tu valía?
¿Saber quién eres?
¿Cómo se reconoce la identidad?
Nos estamos creando una imagen de nosotros mismos,
tratamos de parecernos a ella…
¿Es eso lo que llamamos identidad?
¿El acuerdo
entre la imagen que hemos creado
de nosotros mismos
y… nosotros mismos?
¿Quién es ese “nosotros”?

Vivimos en las ciudades.
Las ciudades viven en nosotros…
el tiempo pasa.
Nos mudamos de una ciudad a otra,
de un país a otro.
Cambiamos idiomas,
cambiamos de hábitos,
cambiamos de opiniones,
cambiamos de ropa,
lo cambiamos todo.
Todo cambia. Y deprisa.
Las imágenes sobre todo,
cambian más y más rápidamente,
y se han estado multiplicando a un ritmo infernal desde la explosión que desató la aparición de las imágenes electrónicas.
Las mismas imágenes que están ahora sustituyendo a la fotografía.
Hemos aprendido a confiar en la imagen fotográfica.
¿Podemos confiar en la imagen electrónica?
Con la pintura todo era sencillo.
El original era único y cada copia era una copia, una falsificación.
Con la fotografía y el cine empezó a complicarse.
El original era un negativo.
Sin una copia no existía.
Justo lo contrario.
Cada copia era el original.
Pero ahora con las imágenes electrónicas y el sonido digital ya no existe ni el negativo ni el positivo.
La idea del original está obsoleta.
Todo es una copia.

“Notebook on cities and clothes”, Wim Wenders.

twins

Paterson (2016), Jim Jarmusch

 

“Paterson (Adam Driver) es conductor de autobuses en Paterson, Nueva Jersey. Escribe poemas en una pequeña libreta que siempre lleva consigo.”

Jim Jarmusch’s “Paterson” and the Myth of the Solitary Artist
Poem from the film ‘Paterson’. (Paterson’s poems were written for the film by the American poet Ron Padgett)
Books from the film ‘Paterson’

El show de Truman (1998)

“Truman Burbank es un hombre corriente y algo ingenuo que ha vivido toda
su vida en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada. Sin embargo, de
repente, unos extraños sucesos le hacen sospechar que algo anormal está
ocurriendo. Todos sus amigos son actores, toda su ciudad es un plató,
toda su vida está siendo filmada y emitida como el reality más ambicioso
de la historia.” Película online.

Bowie y el pájaro azul

David Bowie, como siempre a su artística y peculiar manera, ya nos avisó con su último álbum Blackstar de lo que iba a suceder, haciendo de la vida, sobre todo de la enfermedad y la muerte, temas centrales de sus últimas canciones. Así, a los 69 años, el pájaro azul (referencia a un poema de Bukowski) como menciona en la letra de esta canción, al fin ha volado libre…
There’s a bluebird in my heart that
wants to get out
but I’m too tough for him,
I say, stay in there, I’m not going
to let anybody see
you.
there’s a bluebird in my heart that
wants to get out
but I pour whiskey on him and inhale
cigarette smoke
and the whores and the bartenders
and the grocery clerks
never know that
he’s
in there.

there’s a bluebird in my heart that
wants to get out
but I’m too tough for him,
I say,
stay down, do you want to mess
me up?
you want to screw up the
works?
you want to blow my book sales in
Europe?
there’s a bluebird in my heart that
wants to get out
but I’m too clever, I only let him out
at night sometimes
when everybody’s asleep.
I say, I know that you’re there,
so don’t be
sad.
then I put him back,
but he’s singing a little
in there, I haven’t quite let him
die
and we sleep together like
that
with our
secret pact
and it’s nice enough to
make a man
weep, but I don’t
weep, do
you? 

Le droit à la paresse

El derecho a la pereza es un ensayo habitualmente considerado utópico del autor francocubano Paul Lafargue, su primer trabajo teórico, redactado en Inglaterra en 1880 para su primera publicación en el diario L’Egalité y posteriormente, como folleto 1883.
En la obra, Lafargue realiza una critica marxista del sistema económico nacido del capitalismo, cuyo desarrollo, concluye, desembocaría en una crisis de superproducción, causa de paro y miseria entre la clase trabajadora. Ensalzando el ocio, Lafargue propone la revolución social y la consagración de nuestro tiempo personal a las ciencias, el arte y la satisfacción de las
necesidades espirituales. (Fuente)
“Una extraña pasión invade a las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista: una pasión que en la sociedad moderna tiene por consecuencia las miserias individuales y sociales que desde hace dos siglos torturan a la triste Humanidad. Esa pasión es el amor al trabajo, el furibundo frenesí del trabajo, llevado hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de su progenitura. En vez de reaccionar contra esa aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacrosantificado el trabajo. Hombres ciegos y de limitada inteligencia han querido ser más sabios que su Dios; seres débiles y detestables, han pretendido rehabilitar lo que su Dios ha maldecido. Yo, que afirmo no ser cristiano, ni economista, ni moralista, hago apelación frente a su juicio al de su Dios, frente a las prescripciones de su moral religiosa, económica o librepensadora, a las espantosas consecuencias del trabajo en la sociedad capitalista.”      [Lafargue, 1980, 117]
Según Lafargue, el sermón de la montaña de Cristo es uno de los pri- meros manifiestos a favor de la pereza: “Contemplad cómo crecen los lirios de los campos; ellos no trabajan, ni hilan, y sin embargo, yo os lo digo, Salomón, en toda su gloria, no estuvo más espléndidamente vestido” (Evangelio según San Mateo, capítulo VI, 28). Jehová mismo, aquel “Dios barbudo y áspero” dio a sus adoradores el supremo ejemplo de la pereza ideal: “Después de seis días de trabajo se entregó al reposo por toda la eternidad” (Lafargue, 1980, 120).
Javier Krahe regalaba con su último disco "Las diez de últimas", este mismo libro...