narcosis

 

¿Las imágenes reclaman, en verdad, su propia destrucción?

Utz, p. 152; B. Chatwin.

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Human by Gábor Arion Kudász is now available at the #tipibookshop. Link in Bio. Bricks, taken in isolation, are more or less pointless. Like us, they only acquire their 'raison d'être' in association with their fellows. It is in their community that they have meaning. Whenever a brickie lays them out in any one of an infinite number of patterns, they form the structures of our houses, walls, factories and offices. They mark the boundary between Inside and Outside – between the inner kraal in which humanity subsists and the dangerous otherness of the bush, the desert, the sun and snow. As in any aesthetic enterprise, the successful interaction of function and form determines the beauty or ugliness of the building. People have been making and using bricks for thousands of years. Max Ferguson #photography #photographer #architecture #home #lines

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Vindicación y reivindicación del ojo. ¿No sería acaso la historia del arte moderno la historia de su exclusión? Georges Bataille la ha contado admirablemente; y sobre todo: ha querido avisarnos de los peligros de pretender verlo todo; esa enfermedad moderna que desciende fulminantemente sobre los protagonistas de su Histoire de l’oeil (…)

El resto, p. 5; Á. González.

Narcosis narcisista: por qué en la era de las redes sociales todos somos Narciso. AlterCultura. Alejandro Martínez Gallardo – 09/22/2018

https://www.instagram.com/p/BfPS5O3FZI-/

Durante los años que estudiaba en la universidad, el váter como lugar de asilo perdió importancia. En vez de él vinieron cada vez más edificios, espacios y lugares. Y en éstos ya no tenia que entrar físicamente. Por regla general bastaba simplemente con que viera «el objeto que necesitaba». Éste podía ser un cobertizo, en alguna parte, para guardar herramientas, la cochera de los tranvías, un autobús que había quedado vacío durante la noche, un búnker subterráneo, aunque estuviera medio destruido por un ataque de sabe Dios qué guerra. La misma función podían cumplir espacios que en realidad, por sí mismos, no eran propiamente tales: la simple vista del espacio vacío que había dejado una rampa, la rampa de carga de una lechería, de una empresa de transportes o simplemente cualquier otra rampa, podía anunciar un posible refugio o una zona donde retirarse, y a veces paneles de carteles de propaganda comercial o electoral convertidos en pirámides si no en verdaderos cobijos eran posibles lugares de permanencia donde uno imaginaba que podía estar a cubierto, sin mojarse y caliente, cuando menos más caliente y más en casa que fuera, al aire libre.

Peter Handke. Ensayo sobre el Lugar Silencioso, Pág. 41.

“Vamos a imaginar que nos perdemos en el desierto de Australia. Nos perdemos y preguntamos a un aborigen cómo se llega a nuestro destino. Este se quedará unos instantes pensando, recordando el camino exacto. Después nos mirará seguro de sí mismo y comenzará a cantar. Cuando acabe, probablemente le volveremos a preguntar.

-Muy bonita la canción, pero ¿podría indicarnos el camino?

El aborigen se marchará ofendido. En su canción estaba el camino”.

Bruce Chatwin. Los trazos de la canción.