Planos con encuadres muy cuidados, llenos de poesía y frescura, que manifiestan una anarquía bien estudiada (algo inusual en el cine de hoy en día). La cámara a menudo situada tras los personajes, llegando estos a dialogar de espaldas a ella. Cortes bruscos, silencios diegéticos, mirada directa a
cámara, repetición de frases en planos diferentes, repetición de
momentos para resaltar el dramatismo de la escena, etc…
cámara, repetición de frases en planos diferentes, repetición de
momentos para resaltar el dramatismo de la escena, etc…
Godard convierte la cotidianidad en punto de reflexión e incluso introduce diálogos pretendidamente filosóficos: